Por David Alomoto
Javier Aguirre ya está armando la lista de la Selección Mexicana y, de manera sorpresiva ha recibido el llamado de Hugo González quien quiere regresar de acuerdo a información del portal Somos Titanes. El Vasco no se ha pronunciado aún al respecto pero ya tendría elegidos a los arqueros a los que quiere llevar para el duelo contra Canadá.
Si esta pregunta me la haces hace 10 años te diría que sí. Era terrible, encajaba muy mal las derrotas. Pero hoy no. No me permito que mi mujer y mis hijos paguen la incapacidad de su padre o de su marido. Ahora lo llevo muchísimo mejor. Tampoco llego eufórico con la victoria. Siempre fui muy contenido. De jugador nunca fui de festejar mucho. Cuando perdía era terriblemente negativo, pero en la victoria siempre fui muy mesurado, muy equilibrado. Hoy sigo igual, no cambia mucho.
Sí, claro. Era mucho más visceral, más caliente, más irresponsable. Dejé a mi equipo con diez en más de una ocasión. No estoy orgulloso de ello. Lesioné a algún jugador a malas, pegué algún puñetazo, escupitajos, algún insulto… Sé que eran otros tiempos, pero no era el prototipo de jugador líder ni mucho menos. Insisto, no estoy orgulloso de ello. No tenía calidad para jugar al fútbol y la intentaba compensar con la otra parte del juego. Hablar con los árbitros, con los rivales, animar al compañero, mejorar tácticamente… Era un desgraciado.
Tanto de jugador como de entrenador el destino me eligió. Con 16 años estaba jugando al fútbol con mis amigos en el barrio. A esa edad hay jugadores que ya han debutado o que llevan ocho años en una institución. Recuerdo que un domingo, después de un partido, me fui a casa y un señor me dio una tarjeta. Me dijo "preséntate el martes a este club". Era el Club América de México. Y así fue. Estuve un par de meses y a los tres firmé mi primer contrato. Si ese señor no me hubiese visto ese día, tú y yo no estaríamos hablando. Y de entrenador, más de lo mismo.
Tengo entrevistas en el último año de mi carrera diciendo que no iba a ser entrenador. ¿Qué pasó? Estando en una concentración me llamó el nuevo seleccionador mexicano después de que sustituyesen a Menotti. Se llamaba Miguel Mejía y me dijo "vente a la selección". Le dije que no podía, que me iba a retirar ese año y que estaba hasta gordo…. "No te quiero de jugador, te quiero de ayudante", me contestó. Abandoné la concentración antes de que terminase el torneo. Si el domingo era jugador, el martes ya tenía gorra y silbato. No tenía el título de entrenador y siendo ayudante de la selección me puse a estudiar. Fue el destino puro y duro.
04/03/2025
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